lunes, 26 de octubre de 2015

Discriminación Positiva en la mujer. ¿A favor o en contra?

Soy mujer y, como tal, me gusta defender lo que es mío. Considero que una mujer puede desempeñar el mismo trabajo que un hombre, igual, o incluso, mejor que él. La prueba está en que durante siglos a las mujeres no les han dejado estudiar carreras, y, cuando consiguieron romper esas barreras, acabaron por demostrar ser excelentes en profesiones que, en su momento, les estaban vedadas, sobresaliendo tanto en el mundo de las letras como en el de las ciencias y tratando de tú a sus iguales masculinos. En la actualidad ya nadie pone en duda nuestras capacidades en derecho, medicina, contabilidad, administración..., y puestos que en su día sólo cubrían hombres –p.e. secretario-, ahora son casi sinónimo de mujer.

Aún nos queda mucho por andar. Aún quedan muchas profesiones a las que nos está prohibida la entrada, casi todas físicas. Todavía no es normal ver mujeres bombero, matarifes, pescadores,
jugadores de hockey o de fútbol profesional en equipos de primera, pilotos de fórmula 1... la lista sería interminable; las disculpas siempre las mismas, físicamente no estamos a la altura –lo mismo decían de nuestro cerebro, y ahora resulta que somos más inteligentes que ellos. Llegará el día en que no se gire la cabeza cuando veamos pasar un autobús conducido por una mujer porque será tan normal como encontrarnos ahora sentadas en una oficina. 
Y a pesar de todo lo que he dicho, y, sobre todo por todo lo que he dicho, estoy en contra de la discriminación positiva. ¿Que por qué? Porque si en su día no tuvieron que bajarnos a 4 la nota de aprobado para pasar unos estudios (hasta resultó que somos listas y también podíamos leer y escribir), ahora no necesitamos que nos bajen la puntuación para pasar unas pruebas físicas, como ocurre en las pruebas de la policía y bomberos. No es justo ni para ellos ni para nosotras. Hasta ahora podíamos mirar a cualquiera a la cara cuando nos miraban por encima del hombro y escupirles que, si hacemos el mismo trabajo que ellos, es porque nos lo hemos ganado. Con esta discriminación positiva tendremos que bajar los ojos y comernos cualquier defensa porque no hemos hecho lo mismo que para acceder al mismo puesto. ¿Y qué pasa con todos esos hombres que las hubieran pasado si pidieran los mismos requisitos que para las mujeres? ¿No es injusto para ellos?
Yo digo que, si hay unos requisitos, tienen que ser para todos igual, independientemente del color, raza, religión o sexo. Porque cada uno tiene su lugar en el mundo y el derecho a ejercer el trabajo para el que es válido sin que lo discriminen de ninguna manera. Porque un criminal no va a correr menos porque le persiga una mujer, o  una víctima no va a pesar menos porque el bombero que la rescate sea mujer, o no van a hacer camiones especiales para que los conduzcan mujeres... La mujer que quiera determinado puesto tiene que valer para él en la mismas condiciones, y, si vale para él, no discriminarla por su sexo, y que si la queremos discriminar positivamente, ¿por qué no lo hacemos en el sueldo? Que siempre cobramos menos haciendo lo mismo que ellos -pero este sería otro tema. Digo que no nos discriminen, ni positiva ni negativamente, que detrás de tanta discriminación sólo hay una cosa: miedo, el miedo de que también físicamente estemos a su altura y ya no se les necesite para abrir el bote de aceitunas y, entonces, el macho ibérico quedará entre las especies en peligro de extinción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario